La migración de los flamencos en la Península de Yucatán es un espectáculo natural fascinante que refleja la riqueza biológica de la región. Cada año, miles de flamencos rosados (Phoenicopterus ruber) se desplazan entre los humedales de Celestún y Río Lagartos, áreas protegidas que ofrecen condiciones ideales para su alimentación y reproducción. Durante los meses de invierno, estas aves aprovechan las aguas poco profundas ricas en microorganismos y crustáceos, como el Artemia salina, que les otorgan su característico color rosado. Este ciclo migratorio es clave para la salud de los ecosistemas locales y representa una oportunidad única para los fotógrafos de vida silvestre, quienes pueden capturar impresionantes escenas de bandadas en vuelo, reflejos en las lagunas y la interacción social de estas majestuosas aves en su hábitat natural.
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